A veces escucho a Madonna y poso en plan "Vogue..., ¡strike a pose!"
Un gato travesti tiene que tener
sus curvas y yo..., ¡pues las tengo! El caso es que parece que a papi no le
hace mucha gracia que haya crecido tan a lo ancho en tan poco tiempo, así que
de un mes para acá me pesa la comida y tiene muchos miramientos con ella. Dice
algo así como "Divine, te estás poniendo como Mariah Carey, ¡ternesco
perdido!", y a mí, la verdad, me importa cuatro bolitas de caca. ¡Yo lo
que quiero es ponerme ciego a comer!, que soy travesti, no modelo de pasarela.
Las cosas por aquí siguen más o
menos como siempre. El otro día al papi casi le da algo cuando fue a abrir la
puerta de la cocina (que cierran por si hago de las mías) y, de repente, le
vino un tremendo olor a gas..., y es que "el señor grande y cada vez más
lerdo" al limpiar los fogones se había dejado uno abierto, a sus
anchas..., claro, como es de valladolid, pues ancha es castilla y los fogones
de la cocina, ¿no? Pobre papi, lo vi como fue directo al sofá donde "el
señor grande y cada vez más lerdo" estaba tirado y le dijo que tuviera más
cuidado con voz de "te lo digo tranquilamente pero te taladro con la
mirada". Y es que el papi, con lo listo que es a veces, no pensó en que,
casuaaaaaalmente, podía haber dejado el gas abierto, haberme metido en el
trasportín y habernos ido a dar una pequeña y duradera vuelta. Lo mismo así...
Ejem. Miau. Ejem.
Me gusta mucho cuando "el
chico con los ojos como el mar" me coge en brazos y me saca a la ventana
para que vea un poco el mundo exterior. Al papi no le hace tanta gracia por si
me dan demasiadas ganas de explorarlo, pero yo simplemente miro atento y lo
huelo todo. Para mí es como si descubriera un más allá, algo fuera de mi
imaginación gatuna. Hay mucho ruido y las cosas se mueven demasiado rápido,
pero me flipa mucho. Todos los días les pido que me lo enseñen un poquito...,
lo mismo así aprendo cosas nuevas de ese mundo humano que tan poco entiendo.
Justo el otro día ya venía yo oliendo
algo raro, y no lo digo metafóricamente, sino que me refiero a un olor de
verdad. El caso es que "el señor grande y cada vez más lerdo" le
preguntó a mi papi si no olía raro en el comedor y, sobre todo, en su
habitación. "Es como a..., verdura podrida". A mí me extrañó porque
él nunca come verdura, sólo carne, yougures y su plato estrella, guisantes con jamón. Y allí estaban los dos intentando
descifrar de dónde venía ese olorcillo tan desagradable hasta que el "señor
grande y cada vez más lerdo" rastreó cual sabueso y cogió algo del suelo
que nos había pasado desapercibido. Rápidamente se lo llevó a la nariz y dijo
"Coño, ¿a que va a ser el portafolios este que me compré el otro día en
los chinos"..., y, ¡¡efectivamente, era eso!!, echaba un olor tremebundo, como si el chino que hizo el portafolios no se hubieran duchado en dos meses, así que el señor grande y
cada vez mas lerdo se lo llevo al balcón de lo mal que olía... Una pena, porque
habría sido la segunda oportunidad de que muriese asfixiado... ¡Uy!, ejem. Miau.
Ejem.
En fin, ya os seguiré contando cositas, pero ahora voy a ver si robo algo de
comer por ahí, que esta bulimia puede conmigo. ¡Miaaaau!